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Alejandro Ocampo

Ayer lavaban baños, hoy piden deportaciones

Una columna del Portal de Opinión

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Detesto, pero detesto con toda el alma, esos comentarios de colombianos pidiendo la deportación de los ilegales en Estados Unidos. ¿Se les olvidó que todos tenemos un primo,
un tío, un hermano que fue ilegal y le tocó lavar baños para sobrevivir? ¿Se les olvidó qu
allá todos fuimos tratados como sudacas mientras sacábamos mierda de los baños de
otros?
Esa es la hipocresía latina: cuando van de ilegales, votan demócrata para que no los echen;
pero apenas consiguen los papeles, votan republicano para que construyan un muro y le
cierren la puerta en la cara a los que vienen detrás. Como si tener un pedazo de plástico
con su foto les haría olvidar de dónde salieron. Como si un papel les borrara el sudor de la
frente y la humillación de los primeros años.
Ahora salen a celebrar que Trump va a deportar migrantes, como si él ganara distinciones.
Como si para Trump y su banda de racistas ellos fueran diferentes. No lo son. Para ellos,
colombiano, mexicano, hondureño, es lo mismo: carne barata, trabajadores desechables. La
única diferencia es que algunos ya se creen gringos porque les dieron una visa de
residente.
El problema no es que Gustavo Petro se haya enfrentado a Trump, el problema es que
hemos perdido la dignidad y la identidad de los latinos. ¿Cuántas casas en Estados Unidos
han sido construidas con manos colombianas? ¿Cuántos restaurantes funcionan gracias a
cocineros latinos? ¿Cuántos hijos de gringos han sido criados por niñeras migrantes?
Estados Unidos es lo que es porque explotó a los nuestros. Y ahora, en lugar de exigir
respeto, algunos colombianos aplauden la cacería de los suyos.
A los colombianos nos tratan como perros en el mundo. Nos ven como narcos, como
criados, como «los otros». Pero cuando alguien se atreve a decir basta, cuando alguien
levanta la voz por los migrantes, ahí sí salen a morder la mano que los defiende.
Por fortuna, algunos todavía creemos en el valor de la dignidad y estamos dispuestos a
levantar la voz por el respeto que merecemos todos los colombianos y latinoamericanos.
Estoy convencido de que hay que luchar por una democracia global.

Alejandro Ocampo

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