Que mejor momento para recordar la obra del maestro Juan Luis Guerra:
Eran las cinco ‘e la mañana
Un seminarista, un obrero
Con mil papeles de solvencia
Que no le’ dan pa’ ser sinceros
Eran las siete ‘e la mañana
Y uno por uno al matadero
Pues cada cual tiene su precio
Buscando visa para un sueño
Corría el año de 1989 cuando el dominicano Juan Luis Guerra y su grupo 440 lanzaban el álbum “ojalá que llueva café”, con la canción “visa para un sueño”. Este es un tema que relata como el tercer mundo, esa población hispanoamericana buscaba desde cuando eso una salida a un sueño que se veía en la televisión y que difícilmente se lograría en sus propias tierras.
Han pasado 35 años desde que salió esa canción y lo único que realmente ha cambiado es que la visa para un sueño ya no es solo el sueño americano, es prácticamente “el sueño pa´donde sea” y así, venezolanos, nicaragüenses, colombianos, chilenos y toda la Hispanoamérica se ha regado como una diáspora infinita.
Aunque la canción de Juan Luis Guerra es pegajosa e invita al baile, es triste. Su letra y el trasfondo es doloroso. Pero en medio de ese relato hoy vigente también aparecen los tramposos, los mañosos, esos que son clase media aspiracional emergente, es decir pobres con título profesional algunos que se creen con titulo nobiliario y se niegan a reconocer su pobreza económica y construir país. Esa clase social valiéndose de un orgullo patrio vergonzoso que llaman malicia indígena, los colombianos no nos varamos, echa la ley echa la trampa y otras frases que deberíamos olvidar, están colonizando otros países donde el costo de vida en apariencia es más favorable, se valen de las pocas exigencias legales para instalarse en esas tierras, y hacer una nueva vida.
Buscar otro modo no tiene nada de malo, querer vivir en otra cultura es válido, pero haciendo las cosas bien, sin trampas, porque lo que mal empieza, mal termina. Se hizo moda y hasta común que agencias de viajes le vendan a las personas el paquete completo con solicitud fraudulenta de asilo político, se inventan amenazas y cualquier cosa que ni entienden los que compran el paquete, todo con tal de lograr un asilo fraudulento, hacerle la trampa al país que será su hogar. Reconozco que muchos de esos colombianos no lo hacen con la intención de delinquir, es extraño pero hacen una “trampita” asumiendo que son los únicos, pero si sumamos todas esas “trampitas” son cientos de miles de migrantes con documentación falsa pidiendo ayudas y eso, es una vergüenza monumental.
Esa es en apariencia la única razón que llevó al Reino Unido a solicitar visa nuevamente a los Colombianos, cosa que pudo resolver negándose a dar asilos o con otra medida diplomática, pero no lo hizo así porque el trasfondo es mayor. Esos países colonizadores, que en el siglo pasado destruyeron e invadieron, ahora cierran sus puertas a aquellos descendiendentes de quienes recibieron su daño, esos países derechizados, disfrazan muchas veces su xenofobia unidireccional que en este caso si es bien vista, pero si el Congo fuera, por poner un ejemplo, el país que les niega la entrada o les pide visa, son los negros esos los que están mal. Como en Colombia acaba de pasar, que cuando el presidente dijo que pedirá visa a los británicos, salieron muchas voces arrodilladas a decir que eso es una payasada, pero no, eso se llama dignidad.
Hoy por hoy en Norteamérica y Europa, principalmente España, Reino Unido, Francia e Italia hay una gran población de Colombianos asilados fraudulentamente, gente que nunca tuvo amenazas de nada, que nunca militó en partido político o movimiento social alguno, que ni le interesó su país si quiera alguna vez, pero llegaron a esos países con una maleta de mentiras para lograr el asilo, esa gente nos hace quedar muy mal así sean profesionales, así no sean delincuentes, así se aculturicen al país que llegan, a esos colombianos les importa un bledo su país, solo se acuerdan que son colombianos con un partido de la selección, porque se ponen la camiseta amarilla vieja que tienen, lloran con una canción de Shakira y se toman un sancocho mal hecho… Esos Colombianos fueron la excusa para que la disfrazada xenofobia británica levantara más el muro de su casa.