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Juan Nicolás Pérez

Venezuela en Cadenas: Seis Años Más de Oscuridad

Una columna del Portal de Opinión

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El 28 de julio de 2024 vivimos nuevamente las elecciones de Venezuela donde la ciudadanía internacional y el pueblo venezolano respiraban un aire de libertad, esperando que estas elecciones se respetaran. Nuevamente, la dictadura de Nicolás Maduro se roba ese sueño de sus ciudadanos, donde veremos una masiva migración de los ciudadanos buscando una mejor calidad de vida, ya que su país seguirá hundiéndose por la extrema pobreza, donde no se respetan los derechos humanos.

Desde temprano, las calles de Caracas y otras ciudades del país se llenaron de votantes esperanzados. La atmósfera estaba cargada de un fervor palpable, un sentimiento de que quizás esta vez las cosas serían diferentes. Los ojos del mundo estaban puestos en Venezuela, con la comunidad internacional vigilando de cerca, esperando que se respetara la voluntad del pueblo.

Maduro, con sus artimañas, logra quedarse nuevamente con el poder por seis años más. Más de seis millones de migrantes que hay en el mundo no pudieron ejercer el derecho al voto, pero era de esperarse cuando empezó su juego por hundir la democracia inhabilitando a su gran opositora, María Corina Machado. Esto no fue un hecho aislado, sino parte de un plan meticulosamente orquestado para silenciar aquellos que se atreven a desafiar el régimen. Machado, símbolo de resistencia y esperanza, fue silenciada en un intento descarado de asegurar la perpetuidad del régimen.

La inhabilitación de la principal opositora, marcó el inicio de esta farsa electoral. La injusticia de su inhabilitación resonó en los corazones de aquellos que aún sueñan con una Venezuela libre. La sombra de la tiranía se extendió una vez más, ahogando los sueños de millones de venezolanos. Familias enteras se enfrentan a la dura realidad de una vida sin oportunidades, donde la supervivencia diaria es un desafío constante.

Las historias de sufrimiento se multiplican. Madres que luchan por alimentar a sus hijos, jóvenes que ven truncadas sus aspiraciones, ancianos que recuerdan con nostalgia tiempos mejores. La promesa de un futuro brillante se desvanece bajo el peso de la opresión y la miseria. Y así, la migración masiva se convierte en la única esperanza para muchos, un éxodo en busca de dignidad y una vida mejor.

Es hora de que los organismos internacionales actúen y le devuelvan la libertad que el pueblo venezolano está reclamando y reclamó en las urnas donde no se respetó la democracia. La voluntad popular fue ignorada, y la democracia, una vez más, quedó relegada a un sueño inalcanzable. El llamado a la acción es urgente; no se puede permitir que la desesperación y el sufrimiento continúen sin respuesta.

La lucha por la libertad en Venezuela es una batalla constante, una prueba de la resiliencia y el coraje de un pueblo que se niega a rendirse. Cada acto de resistencia, cada voz alzada en protesta, es un testimonio del espíritu indomable del pueblo venezolano. A pesar de la opresión y las adversidades, la llama de la esperanza sigue viva, esperando el día en que finalmente se pueda proclamar, con orgullo y sin temor, que Venezuela es libre.

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