Por Felipe Olaya Arias
@olayafelipe
El reciente reconocimiento de Manizales en la categoría “Ciudades para la Vida” en los Premios Hábitat LATAM, como referente de planeación urbana sostenible y transformación territorial, no es una coincidencia, sino la validación de un modelo de gestión pública construido sobre la continuidad de políticas que trascienden varios períodos de gobierno. Este galardón, otorgado por la Universidad de Guadalajara, confirma que la ciudad ha logrado traducir los principios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en resultados concretos y medibles para sus ciudadanos.
La clave de este éxito radica en una colaboración permanente entre la academia, el sector privado, la sociedad civil y el gobierno local. Esta sinergia no es una simple estrategia de marketing, sino una práctica diaria que se siente en el pulso de la ciudad.
Un ejemplo tangible de este avance es el sistema de cable aéreo, que transporta a miles de usuarios diariamente, mejorando sustancialmente la movilidad en una topografía compleja y redefiniendo la conectividad urbana. La innovación, lejos de ser un concepto abstracto, se manifiesta en hechos contundentes. Recientemente, la Universidad de Caldas creó la primera Facultad de Inteligencia Artificial del país, una apuesta estratégica por el capital humano y la economía del conocimiento. Además, proyectos de infraestructura vitales, como la licitación de Aerocafé, con una inversión superior a los $700.000 millones, buscan ser un motor de desarrollo regional, consolidando a Manizales como un futuro centro logístico y de exportación de base tecnológica.
El premio, sin embargo, no es un destino final, sino un punto de partida. Los 85 indicadores que sirvieron para la evaluación son ahora la hoja de ruta para una mejora continua. Para garantizar que el progreso sea constante y transparente, la ciudad debe institucionalizar la vigilancia ciudadana con metas claras y medibles. La innovación debe extenderse al ámbito social, mediante la apertura de datos públicos sobre movilidad y servicios, para que emprendedores y la academia construyan soluciones basadas en evidencia.
La lucha contra la corrupción, a través de la transparencia total y el control ciudadano, debe ser el cimiento de esta nueva fase. Las ciudades del futuro no se construyen solo con proyectos, sino con la honestidad de reconocer los retos pendientes, como la medición efectiva del espacio público, la integración completa del sistema de transporte o la implementación de políticas públicas robustas para los adultos mayores y con la humildad para reconocer que, aunque hemos llegado lejos, el viaje apenas comienza.
Este premio es un recordatorio de que el verdadero mérito no está en el galardón, sino en la labor diaria de ratificarlo.