Se cierra la legislatura 2023 – 2024 en el Congreso de la República y se cierra con un sabor agridulce, un sabor en el cual destacan los escándalos de corrupción en los cuales es protagonista el gobierno nacional y su agenda. Escándalos que precisamente se dan por el afán inusitado del Ministro del Interior y otras carteras, que en su intención de agilizar y lograr tramitar los proyectos de ley rápido, tal como quedó previsto en la matriz de colaboración entregada por Sneyder Pinilla y Olmedo López, desde la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo.
Muy lamentable para el país que el cambio consista en esta serie de irregularidades. Es triste ver cómo la Cámara de Representantes se entrega mayoritariamente y de manera apresurada, para acoger el texto de la Reforma Pensional que se había tramitado el Senado de la República, esto, eso sí, sin agotar el obligatorio debate, sin agotar la contradicción o el disenso, sin permitirle a la oposición generar una serie de críticas que lógicamente traen consigo algunas consideraciones al respecto.
Es más, permitir la participación de todos es sin duda una garantía para poder modificar algunos errores que habían quedado en el texto original de la reforma, buscando lograr una reforma pensional que, siendo difícil para el país y teniendo una gran carga política para quien la ejerce, pudiera ser mejorada por parte de la Cámara de Representantes en pleno.
Y así sale el gobierno sin sonrojarse, sin tener las más mínima vergüenza, a plantear una nueva reforma o mini reforma para corregir estos errores.
Qué triste es saber que tenemos una Cámara de Representantes absolutamente arrodillada al gobierno. En otro contexto, el Senado de la República con una visión mucho más crítica, logró el hundimiento de la reforma a la salud. Logró también el hundimiento de la reforma a la educación y otras leyes que estaban allí, que hacían parte de esta agenda negativa, como la vemos hoy en día en el Congreso de la República.
Esperamos que a partir del próximo 20 de julio, en la nueva Legislatura, tengamos un congreso crítico, un congreso que se encargue de cuidar a Colombia, que nos ayude a defender la democracia, la institucionalidad y, por supuesto, a mantener la confianza inversionista en Colombia. La economía se contrae a causa de los riesgos y la desconfianza inversionista aumenta. Por todo esto, la principal misión de la nueva legislatura deberá ser contrarrestar estos efectos negativos para todos desde el Congreso de la República.
Juan Diego Gómez