En 1957, en circunstancias difíciles durante el fin del Gobierno Rojas Pinilla, e incluso tres años después del atípico nombramiento de un Coronel como Rector de la Universidad Nacional, unos muy representativos Rectores de Universidades privadas y públicas, se reunieron para dar vida a ASCUN (Asociación Colombiana de Universidades) con el mandato de defender y promover la autonomía universitaria, pero también ese activo tan importante en nuestra historia educativa, que ha sido el contar con un poderoso sistema mixto (publico-privado).
Y como la historia suele repetirse con ropajes distintos, sesenta y siete años después, ASCUN hace un histórico llamado, a propósito de los hechos acaecidos con el gobierno en la Universidad Nacional, a que se respete y se garantice esa misma autonomía universitaria. Y lo hace porque de nuevo estamos hablando de la institución madre del sistema universitario colombiano que definirá la forma como el gobierno actué en el marco de nuestra constitución e institucionalidad.
Pero no lo hace sólo en relación a este tema, sino que tácitamente hace un llamado de preocupación al contenido y cambios que se le han introducido en el Congreso al proyecto de reforma estatutaria de la educación, pues pareciera que las actuaciones sobre el proceso de la elección del Rector de la Nacional parecen una “aplicación anticipada” de este proyecto estatutario que ni siquiera es ley de la república.
Esto ha puesto de presente una discusión que viene emergiendo con mucha fuerza sobre un proyecto estatutario de educación que, si bien suena atractivo como búsqueda de que la educación sea un derecho fundamental (hecho que repite el artículo 67 de la constitución), tiene hoy más sombras que luces.
Una de esas sombras es la de ser un proyecto “trasnochado” respecto a los nuevos desafíos de la educación en calidad, internacionalización, pertinencia en respuesta a los llamados del sector productivo, conectividad, inserción en tecnologías de cuarta revolución industrial, desconocimiento profundo de la educación posmedia y en general en quedarse en la historia en los propósitos de una educación más innovadora y al ritmo de las necesidades y respuestas a las demandas de los jóvenes de hoy y de mañana.
Como asuntos puntuales, y sin meterme en las honduras de un proyecto sin sostenibilidad ni evaluación de impacto fiscal o que debilita la evaluación docente, éste tiene una lógica voluntarista, al creer que el único maestro es aquel que tiene una licenciatura o un posgrado específico en educación. Hay miles de sobresalientes maestros que lo son con títulos universitarios o profesionales.
Pero una preocupación central, volviendo a ASCUN, es que desconoce el sistema mixto de educación superior y es contrario al espíritu de autonomía universitaria al inducir un modelo de elección directa de los órganos de gobierno universitario, que desconoce por completo las mejores prácticas gobierno universitario del mundo, y seguramente abona réditos populistas, burocráticos y políticos.
Así las cosas, enhorabuena la ponencia alternativa de los Senadores Luna, Deluque, García y Blanco, que corrige el proyecto y lo enmarca en el camino que debería ser. Ojalá el Senado lo acoja y no terminemos perdiendo el tiempo con un proyecto que piense más en el pasado que en el futuro.
José Manuel Restrepo
Rector Universidad EIA
jrestrep@gmail.com