Después del famoso “retiro espiritual” o “cónclave del alto Gobierno”, que tuvo el Presidente Gustavo Petro y su gabinete en Paipa, quedaron sobre la mesa dos puntos bien interesantes: se reafirmó la importancia de pasar de una economía extractivista a una productiva; y el Ministerio de Hacienda resaltó la necesidad de impulsar los sectores estratégicos de la economía y de reestructurar el modelo productivo colombiano.
Y es que el país necesita un plan de reactivación económica con urgencia. No nos podemos quedar en buenos propósitos o anuncios, sino que se tiene que avanzar en la estructuración de un paquete de medidas dispuestas a recuperar la senda del crecimiento, la inversión y, sobre todo, la confianza.
Porque, como van las cosas hasta ahora, la situación es preocupante. Vale la pena recordar que tuvimos un crecimiento económico muy bajo en el 2023, de apenas el 0,6%. Claro, en ese momento se encendieron las alertas frente a un posible episodio de recesión, aunque literalmente nos salvamos de milagro, por la actividad del sector público.
Sin embargo, en lo que va corrido de 2024 continuamos preocupados por los ajustes que deben hacerse ─porque aún no se ven ─ para propiciar la recuperación de la actividad productiva: generar nuevos puestos de trabajo, devolver la senda de estabilidad macroeconómica, recuperar la confianza de los consumidores y, también, de los inversionistas.
Tal como vamos, se prevé un crecimiento del PIB para 2024 entre el 1,0% y 1,4%, ajustado por el Banco de la República. Esta es una cifra tímida, que es jalonada en ciclos cortos por el comercio y la agricultura. Mientras tanto, en los demás países de América Latina, la proyección de crecimiento es del 1,9%.
Pero hay más inquietudes. La tasa de desempleo se aceleró y hoy estamos hablando de 338.000 nuevos desempleados, como lo comunicó el DANE en su reciente revisión del mercado laboral. ¡Y esta no es una cifra menor! Cabe recordar que más de la mitad de la población de nuestro país vive de la informalidad. Además, la tasa de desempleo en jóvenes se situó en el 20% y la brecha entre hombres y mujeres sigue en aumento.
Por otro lado, en términos de producción, con datos de la Encuesta Mensual Manufacturera con Enfoque Territorial, se observó que la producción real cayó en -2,2% y hubo un retroceso en las ventas. Esto, para las 39 actividades industriales con que cuenta el país, representa cifras negativas en 32 de ellas. En efecto, la industria manufacturera retrocedió, lo que nos ubican por debajo del promedio en la región.
Según el anteproyecto del Presupuesto General de la Nación para 2025, la inversión retrocederá de $106 billones a $70 billones, cifra que preocupa porque no moviliza la formación de capital. Y si a esto le sumamos que, de acuerdo con las estimaciones del Comité Autónomo de la Regla Fiscal, los ingresos del Gobierno Nacional son del 16,8% del PIB, pero los gastos son del 23,7% del PIB, eso nos pone en una encrucijada entre una mayor necesidad de gasto o la necesidad de un mayor control fiscal.
Ahora bien, con una inflación del 7,4%, es una buena noticia que el Banco de la República haya decidido reducir la tasa de interés en 50 puntos básicos, para situarla en 11,75%. Esto con el ánimo de incentivar el consumo y permitir un mayor indicador de compras, por parte de los colombianos. Aunque es innegable que aún hay mucha desconfianza de los consumidores para comprar bienes durables, como vehículos y vivienda.
Esto último ha puesto en un punto muy crítico al sector de la construcción, que cedió terreno en un -37% y tiene una altísima caída del empleo. Es así como completa casi dos años de crecimiento negativo, sobre todo en el segmento VIS ─por cuenta del cambio en los subsidios─. Y eso no es todo, hoy la construcción está en mínimos de hace 11 años atrás.
Finalmente, y para completar todo este panorama, hay que citar la preocupación fiscal por el recaudo, que este año puede tener menores ingresos y estaría por los $290,3 billones.
Así las cosas, en el Congreso de la República seguimos a la espera de un paquete de medidas del Gobierno Nacional, que puedan impulsar la reactivación económica, la productividad y el empleo. Sobre todo, porque a nivel territorial, son los hogares más vulnerables los que están sintiendo más presión en sus ingresos y en las oportunidades laborales.
Estamos listos para un plan de reactivación, con mensaje de urgencia, y con la actitud de aportar a la normalización de la actividad económica. Es fundamental que el Gobierno identifique oportunidades que le puedan generar bienestar a los colombianos y a los diferentes sectores productivos; que nos sincronicemos con el mundo; y que reconstruyamos la relación entre lo publico y lo privado.
Esto no se trata de antagonismos sino de pensar en una unidad de país, a través del diálogo y los consensos.
Por: Ingrid Sogamoso
Representante a la Cámara por Boyacá