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Marcela Portilla

¿Quieren volver a nombrar corruptos?, ¡Ganen las elecciones!

Una columna del Portal de Opinión

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Vuelve y juega: la ultraderecha está haciendo pataleta, como para variar, esta vez por el nombramiento de Daniel Rojas como ministro de Educación. Tan pronto como el presidente Petro anunció su nombramiento, los uribistas se fueron raudos y veloces a escarbarle el perfil de X a Rojas, recordaron que había hecho uso de su libertad de expresión lanzando una que otra grosería, de esas que ellos no han escuchado con sus castos oídos y mucho menos han pronunciado con sus exquisitas lenguas.

Cuánta hipocresía, cuánta pendejada, muchos de esos que salieron a llorar se olvidaron de “le voy a dar en la cara, marica” de Uribe Vélez, “me limpio el culo con la Ley” de Rodolfo Hernández, “ese gordo marica viajando por el mundo” de Cabal, “si yo sobreviví al cáncer, tengo que sobrevivir a una hijueputa encuesta” de Alejandro Gaviria, “vieja hjueputa” de Alfredo Ramos, “o sea que esta llamada la están oyendo esos hijueputas” otra vez de Uribe Vélez, “jueputa, le pego su tiro, malparido” otra vez de Rodolfo Hernández, “con estos hijueputas no se puede hacer nada” de Angélica Lozano. Tantos ejemplos con los que no ha pasado nada y es que no debería pasar nada, de hecho. Pretender encasillar los madrazos como si fuesen una cosa que únicamente dicen los “zurdos de mierda” o “zurdos hijos de puta”, como nos llama Milei, el ídolo de los libertarios en Colombia, no solo es infantil, sino hipócrita por parte de la derecha, ya que nunca los vemos criticando esas groserías, por el contrario, las alientan y las replican.

Pero no se confundan, detrás de esa mojigatería, lo que les duele no son las groserías del nuevo ministro, sino que él sea uno de nosotros, del pueblo, y no uno de esos que les gustan tanto a ellos, los de estrato 6, los “hijos de Pepita Mendieta”, esos que saben pagar con creces los favores políticos (guiño, guiño), se les acaban las cuotas políticas y pierden la cabeza.

Comparan a Daniel Rojas con el casting de Rodrigo D. No Futuro, una película hecha con actores naturales de Medellín, de donde surgió Ramiro Meneses (semejante eminencia), como si las personas representadas en dicha película no tuvieran derecho a surgir. Para quienes no lo saben, esa película se trata de jóvenes colombianos sin esperanza, refugiados en las drogas, la violencia y la música para soportar el dolor de la pobreza, por eso les molesta y lo comparan con esos muchachos, porque su arribismo es tal que esos personajes les recuerdan que esa es la Colombia que quieren “guardar bajo el tapete” y seguirla ignorando. Entonces le critican a Rojas sus expresiones antes de ocupar cargos de Gobierno, las que jamás borró porque no es un falso. Le dicen inexperto, ¿qué experiencia piden? ¿En escándalos, en corrupción, en clientelismo? Les duele que cuando fue director de la SAE, dignificó la esencia de dicha entidad, les arrebató bienes a los delincuentes y se los dio a los necesitados y a las víctimas, hizo un trabajo impecable. Yo les digo: qué lujo un ministro de Educación, decente, no por sus palabras, sino por su comportamiento, confío más en un ministro de Educación que diga “gonorrea” y no en uno que no sirva para un carajo, que estorbe y que no haya logrado nada importante ni como ministro de Salud, ni como ministro de Educación, como ciertas yerbas.

Qué desgastante se volvió la oposición en Colombia, no dan peleas con altura, no debaten con ideas y argumentos, debaten con inmadurez, son pataletosos y ridículos. ¿De cuándo acá se comieron el cuento de que ustedes son de la realeza o descendientes de los vikingos? Aterricen, mestizos, Colombia es uno de los países socialmente más desiguales del mundo y es por gente como ustedes, que se fijan en los madrazos que lanzan los funcionarios del Gobierno y no en el hambre que soportan sus hermanos. Y la culpa de esto último es de ustedes, que cuando han estado en el poder, todo se lo han robado, por eso extrañan a sus “técnicos”, porque las tajadas se les están refundiendo. Critiquen a los funcionarios cuando no cumplan con sus funciones, no cuando les encuentren tuits en donde les digan la verdad que tanto les duele. A ustedes les pasa lo del “pastorcito mentiroso”: ya no les creemos NADA y eso se lo ganaron a pulso.

Es evidente que el “target” de funcionarios para los ultraderechistas es que sean “expertos en robar, pero, eso sí, que no digan groserías”. Bien lo dijo el gran Jaime Garzón: “Este país se escandaliza porque uno dice ‘hijueputa’ en televisión, pero no se escandaliza cuando hay niños limpiando vidrios y pidiendo limosna, eso sí no, eso es folclore”.

Finalmente, si a la ultraderecha no le gusta el nombramiento de Daniel Rojas como ministro de Educación, es porque Petro acertó. Lo preocupante sería que les gustara.

Si quieren volver a nombrar corruptos, ¡GANEN LAS ELECCIONES!

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