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Ingrid Sogamoso

¿Qué pasará con la autosuficiencia energética?

Una columna del Portal de Opinión

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Desde que estaba en campaña el hoy Presidente de la Repúbica, Gustavo Petro, lo había advertido: si era elegido iba a frenar la exploración y explotación de carbón, gas y petróleo, como parte de su estrategia para enfrentar el cambio climático. En efecto, también se comprometió a realizar una transición a energías renovables, como la eólica y la solar. 

Posteriormente, y al ganar las elecciones, lo cumplió. Y así se lo hizo saber a los colombianos y al mundo entero, en medio de una gran polémica, que trascendió a escenarios internacionales como la COP28 y el Foro Económico Mundial.

Ahora estamos viviendo las consecuencias de dicha decisión, las cuales quedaron en evidencia en el más reciente informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que publicó el estado de las reservas probadas de petróleo y gas, que son de 7.1 años y 6.1 años, respectivamente.  

Estos resultados, sin lugar a dudas, son alarmantes para la suficiencia energética del país porque implicarían que, en un periodo de tan sólo 6 años, podemos estar ad portas de tener que importar hidrocarburos, debido a la ausencia de nuevos hallazgos y de recuperación de la producción.  

En el caso del gas este dato es el más bajo registrado hasta ahora. De acuerdo con la tendencia, desde el año 2017 se garantizaban 10 años de reservas; pero hemos venido perdiendo espacio en 4 años. Cifra que, en el caso de la transición, nos pondría a importar gas en un horizonte de tiempo muy cercano. Y, con esto, se deteriora la matriz energética nacional, en especial, por el incremento anual en la demanda de gas para consumo en hogares, industria y transporte.

Entonces, si tenemos en cuenta los análisis de la ANH, junto con las proyecciones de gremios como Naturgas y expertos del sector, nos encontramos con un panorama de pérdida de eficiencia energética de mediano plazo, que va a restringir las posibilidades de hacer un salto a la transición.

Está claro que los colombianos dependemos de los hidrocarburos para financiar los nuevos procesos de reconversión de la matriz energética. Por eso es necesario aumentar las campañas exploratorias, para garantizar la seguridad del suministro energético a precios asequibles.

Además, las posibilidades de desarrollo de este sector derivan del factor económico al precio que se paga; de los nuevos permisos de exploración y explotación; y, finalmente, de los factores técnicos, que nos indican las formas tecnológicas para nueva extracción.

En consecuencia, la caída en las reservas probadas de petróleo y gas nos van a generar una pérdida de competitividad a nivel internacional, así como una reducción de los ingresos corrientes de la nación, perdida de suficiencia energética y un golpe a la calificación del país por efectos de rentas generadas por hidrocarburos y del lado del sector real de la economía. Así mismo, la reducción de oportunidades de generación de nuevos empleos, el detrimento de los ingresos de los hogares que viven del sector y una menor tasa de inversión en nuevas tecnologías de explotación. Porque cabe recordar que los hidrocarburos aportan entre el 1,3% y el 2,6% del PIB, como ingresos a la Nación.

Con todo lo anterior, es evidente que Colombia debe mantener su soberanía energética y debe tomar las decisiones pertinentes que nos permitan ser autosuficientes. Las cifras del sector, más que una alerta, son un llamado a incrementar la exploración y explotación, con el fin de aumentar las reservas. 

Pero para lograrlo es importante que el Gobierno Nacional implemente una estrategia multidireccional, que incluya a la industria, los territorios y los consumidores. De igual forma, es importante un marco regulatorio estable, que genere confianza e incentivos, a la hora de hacer inversiones.  

Y si bien es cierto que el Gobierno Nacional ha sido enfático en no firmar nuevos contratos de hidrocarburos, sí creo que es fundamental que se optimicen los contratos vigentes, se reactiven algunos contratos suspendidos y se estudie la flexibilización de ciertas medidas, mientras se hace el tránsito hacia las energías renovables, que prometió el presidente Petro.

Es evidente que en este momento la pelota está en el campo del Ministerio de Minas y Energía, en cabeza de Andrés Camacho, y en el de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Serán ellos, junto a las entidades que agremian a este sector, quienes tendrán que sentarse, con todo el rigor técnico y económico, a concertar medidas que no pongan en peligro nuestra autosuficiencia energética, ni las reservas, ni los ingresos de este importante renglón del comercio exterior de nuestro país.

No será sencillo, pero tampoco es imposible. Creo que las voluntades de las partes serán vitales para llegar a acuerdos que beneficien a los colombianos.

Por: Ingrid Sogamoso Alfonso

Representante a la Cámara por Boyacá

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