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Mauricio Parodi

¡PETRO, VAMOS A HACER DEPORTE!

Una columna del Portal de Opinión

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La falta de actividad física y el abandono a los deportistas colombianos

La reciente visita del presidente Gustavo Petro a la Muralla China dejó en evidencia una preocupación que ha pasado desapercibida en el debate público: la condición física del mandatario. Las imágenes de aquel recorrido mostraron signos de agotamiento que, más allá de ser simples gestos pasajeros, abren una ventana hacia una reflexión más profunda sobre el estado físico y mental del líder de la República de Colombia.  Esta situación no solo afecta su bienestar personal, sino que también tiene implicaciones en su capacidad para liderar al país.

Es ampliamente conocido que la práctica regular de actividad física es un componente esencial para mantener la salud física y mental de cualquier persona, más aún de quienes enfrentan altos niveles de estrés, como los gobernantes.  Ejercitarse no solo mejora la resistencia y la capacidad cardiovascular, sino que también promueve la claridad mental y reduce los riesgos de enfermedades graves como la diabetes y los problemas cardíacos.

En el caso del presidente Petro, no se ha observado un interés abierto por incorporar el deporte o la actividad física en su rutina diaria.  Este aspecto cobra relevancia al analizar las demandas que implica liderar un país con desafíos tan complejos como los de Colombia.  El ejercicio, además de ser una herramienta para la salud personal, puede ser un momento de desconexión y recarga, tan necesario para quienes llevan las riendas de la nación.

Mientras otros líderes suelen mostrar entereza y vigor en eventos similares, Petro evidenció dificultades que, más allá de ser personales, proyectan una imagen preocupante sobre el estado general que podría estar afectando su desempeño. Esto invita a reflexionar sobre la relación entre la falta de actividad física y su capacidad para asumir los retos de su mandato.

La salud mental es otro aspecto que no puede ser ignorado en este análisis. La falta de actividad física no solo afecta el cuerpo, sino que también incide en el estado emocional y psicológico.  Estudios han demostrado que el ejercicio libera endorfinas, que actúan como antidepresivos naturales, reduciendo el estrés y promoviendo una sensación de bienestar.  En un país donde las decisiones presidenciales tienen un impacto directo en millones de personas, ¿cómo puede un líder tomar decisiones óptimas si su salud integral está comprometida?

A esta preocupación por su salud personal se suma otra inquietud relacionada con la postura del gobierno de Petro hacia el deporte en general. En los últimos años, los deportistas colombianos han enfrentado una disminución significativa en el apoyo estatal. Los recortes presupuestarios para el deporte han afectado directamente a miles de atletas y programas que anteriormente habían dado frutos en competencias internacionales.

Es difícil no asociar este abandono presupuestario con una falta de valoración del presidente hacia los deportistas y su contribución al país.  El deporte no solo es una herramienta para construir disciplina y valores en la sociedad, sino que también es una fuente de orgullo nacional.  Los logros de deportistas colombianos en eventos internacionales han puesto al país en el mapa, proyectando una imagen positiva y unificada ante el mundo.

Sin embargo, las acciones del gobierno parecen indicar una desconexión con esta realidad. Los recortes no solo afectan a los atletas de alto rendimiento, sino también a programas comunitarios que buscan formar a las futuras generaciones.  Este desprecio hacia el deporte podría estar relacionado con una visión personal del mandatario, en la que el deporte no ocupa un lugar prioritario ni estratégico en sus políticas.

Es importante recordar que los deportistas contribuyen de manera significativa a la identidad y a la cohesión social de Colombia.  Sus logros inspiran a jóvenes de todo el país, promoviendo valores como la perseverancia, el trabajo en equipo y la resiliencia.  Además, el deporte es un motor económico que genera empleo y atrae inversión, especialmente en eventos internacionales.

El gobierno de Petro debería reconsiderar su posición respecto al deporte, no solo como una herramienta de bienestar social, sino también como una oportunidad estratégica para fortalecer la identidad nacional.  En lugar de recortar presupuestos, sería más beneficioso invertir en programas que promuevan la actividad física desde la niñez y que respalden a los atletas que representan al país en el exterior.

La situación actual, tanto en el ámbito personal como en el colectivo, exige un cambio de enfoque.  El presidente Petro podría liderar con el ejemplo, incorporando la actividad física en su rutina diaria y promoviendo políticas que valoren el deporte como un pilar fundamental para el desarrollo del país.  Esto no solo beneficiaría su propia salud física y mental, sino que también enviaría un mensaje claro sobre la importancia del deporte para Colombia.

Mauricio Parodi Díaz

Dirigente Deportivo

Representante a la Cámara

República de Colombia

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