A hoy que hago esta columna han pasado 2 semanas desde la entrevista publicada por Eva Rey en su canal de youtube con Lady Noriega, una actriz, modelo y cantante que tuvo su cuarto de hora en los 90´s y que se hizo más famosa por su fugas relación con el futbolista de moda en esa época, Faustino Asprilla.
Durante estas 2 semanas se ha creado contenido digital, columnas de opinión, burlas y todo tipo de reacciones en torno a la apariencia física que Lady tiene hoy, a lo que dijo del trabajo que con su esposo tienen y el pasado que ella representó, pero del contexto de sus palabras, de lo que a ella la trajo donde está, poco se ha analizado, con excepción de la gran Margarita Rosa De Francisco, no encuentro nada sesudo al respecto. Así que me puse en la tarea de ahondar en sus palabras y quiero que me acompañen ustedes lectores en este trance de análisis.
Primero pongámonos en contexto: el programa de Eva es un programa de variedades, conversaciones planteadas en su mayoría sin trasfondo y buscando conocer a las personas desde una jovialidad muchas veces impostada por Eva. Entre tanto Lady es una monteriana de 53 años, reina de belleza en 1991, de donde dio su salto a la televisión y las pasarelas como era costumbre en aquella época, época en la que vivió en la Medellín de Pablo.
Debemos situarnos en la época, modo y lugar, para esos días los reinados de belleza eran en su inmensa mayoría patrocinados por traquetos, era la época de mayor violencia en Antioquia, lo que no se untaba del polvo blanco desaparecía, y en ese entorno muchas mujeres desde su infancia crecieron con la mentalidad de ser modelos, complacientes, rediseñadas y con plata que el patrón de turno les podía poner para lo que quisieran. Era la época en la que la frase de Fico “plata es plata” tomó mayor sentido y daño a nuestra sociedad, cambió el lenguaje, así como la secretaria pasó a ser asistente, la puta paso a ser escort, ambas siguieron haciendo lo mismo pero su estatus por efecto del lenguaje subió y eso se volvió importante. Frutos del liberalismo. Pues bien Lady es hoy una consecuencia de ello, Lady creció viendo eso como normal, una nueva clase media aspiracional traqueta que veía con buenos ojos la mercantilización humana, y sí yo sé, la prostitución es considerada un oficio milenario, pero nunca dejará de ser una violencia admitida incluso por algunas mujeres.
Hoy, en la tercera década del siglo 21, cuando Lady asoma a la tercera edad después de muchos procedimientos quirúrgicos mal realizados y que a mi juicio, algo irrespetuoso, eran innecesarios; tenemos una sofisticación del lenguaje que desdibuja el daño real que es creciente en la humanidad fruto del libre mercado que volvió mercancía la dignidad misma.
Con solo parafrasear a Lady, cito: “El manager que está con ellas, le dice, no es que esta la quiero como una niña virginal, como una niña de 12 años”. ¿Cuál manager?, sin eufemismos sofisticados, es un chulo, un miserable proxeneta promotor del abuso infantil queriendo darle a una mujer la apariencia de una niña virginal para satisfacción de sus clientes enfermos y peligrosos, o se nos olvida casos como el de Sofia Delgado, Yuliana Samboni, o Alexis Delgado, entre muchos otros quienes vivieron el horror de ser abusados por personas que quieren “niñas y niños virginales” como muchos clientes del manager webcam. Eso no es coincidencia.
En otro momento dice Lady: “entonces depende como la necesidad del mercado, son las tendencias de la cirugía”. Mercado, vivimos un momento de la historia en que todo es mercado y se mueve bajo este concepto del capitalismo liberal. Tenemos recursos energéticos de sobra, pero depende del mercado para explotarlos, mientras millones sin luz, el mercado decide que es más importante 80 centros comerciales en Bogotá que una buena biblioteca en un barrio, ese mismo mercado decide que las mujeres son mercancías, ese mercado lleva a que un medico cirujano que hizo un curso corto de estética hoy haga cirugías plásticas, como es el caso del esposo de Lady.
Las palabras de Lady debemos ponerlas en contexto, no es solo criticar una visión personal, es todo lo que implica hoy en una sociedad profundamente traquetizada, corrupta y tramposa. Sus palabras tiene consonancia con las acciones de otros, con un marco generacional que estamos llamados a romper, por nosotros mismos y por las generaciones venideras.