Cuando escuchamos de golpes de Estado, automáticamente se nos vienen a la cabeza escenas de caos, militarización, gente que corre, llora, huye, manifestaciones violentas, presidentes desterrados, apresados o asesinados y un militar o extremista que toma por la fuerza el poder y rompe la democracia de un país.
Pero como todo en el mundo, hasta esto parece tener una “evolución”, si es que así se le puede llamar. Desde que Petro fue elegido, no nos es ajeno ver que todas las semanas aparecen personas del común, militares, exmilitares o políticos hablando de sus estrategias para buscar que el presidente no termine el periodo para el cual fue elegido, se les convirtió en una obsesión marcada buscar apoyos, incluso internacionales, para lograr este objetivo: derrocar al Presidente y robarse la democracia que hipócritamente dicen defender a través de lo que se conoce como “Golpe Blando” y que no es otra cosa más que un método minuciosamente armado y seguido al pie de la letra, como quien sigue una receta de cocina, para sacar al presidente de un país, quien le disgusta a la oposición.
Hace semanas vemos a nuestro Presidente Petro advirtiendo cómo con diferentes mecanismos están buscando sacarlo del poder, pasar por encima de los más de 11 millones de votos que lo eligieron, siendo el presidente más votado en la historia de Colombia, como si ese dato fuera menor y como si a los que lo persiguen, quienes no lo dejan gobernar y lo quieren sacar “a las malas” de la Presidencia, no les importara pasar por encima del mandato popular de las mayorías en Colombia.
El 8 de mayo, aparece en todos los medios que el CNE iniciaría una investigación de la campaña electoral de Gustavo Petro a la Presidencia, por supuesta violación de los topes de financiación. Lo que llama la atención de este hecho es ver, de repente, a entidades como esta, que nunca hicieron lo mismo, por ejemplo, ante la gravísima evidencia del presunto ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña de “Duque Presidente”, escándalo conocido como “La Ñeñe Política”, en dicha ocasión miraron para otro lado y cerraron el proceso. En cambio, ahora, cuando esta entidad debería ser imparcial, por el contrario, muestra que está evidentemente politizada y que “afila las garras” para atacar la supuesta financiación, no por parte de narcotraficantes a la campaña presidencial de Petro, sino de MAESTROS, MAESTRAS y de la USO, sectores a los que la oposición les tiene evidente animadversión.
El abanderado de esta investigación del CNE es Álvaro Hernán Prada, quien ha sido vinculado por presuntos nexos con el narcotráfico, es un uribista declarado, recalcitrante y un evidente odiador de la izquierda y del progresismo, por lo mismo del Presidente Petro, quien, a propósito, advirtió que intentan incluir gastos que no hacen parte de la campaña, dejando entrever que la trampa está a la orden del día. Petro aseguró: “Ha comenzado el Golpe Blando”, quieren endilgarle a la campaña el pago de 35 mil testigos electorales de los escrutinios y que NO hacen parte de los gastos de su campaña, sino de los partidos para cuidar los votos, como es SU DERECHO.
Según Jorge Rojas Rodríguez, embajador de Colombia en Bélgica, en cuanto al CNE, esta entidad “comete dos arbitrariedades: no es su función investigar al presidente y pretende destituirlo, desconociendo su elección democrática”, pero no es la primera vez que las entidades que deberían ser equilibradas, justas y objetivas “pierden la cabeza” y se ideologizan descaradamente, ya hemos visto la asechanza de la anterior administración en la Fiscalía General de la Nación, en cabeza de Barbosa y Mancera, con persecuciones judiciales y filtraciones a medios de comunicación de ultraderecha, de la Procuraduría General de la Nación, en cabeza de Margarita Cabello, persiguiendo funcionarios del Gobierno, inhabilitándolos y hasta entrometiéndose en las decisiones de la JEP, de la Corte Constitucional, que, a propósito, acaba de tumbar el Ministerio de la Igualdad y durante meses dilató la elección de la nueva Fiscal General, entre otras entidades.
No olvidemos tampoco la correría de congresistas y políticos de la oposición, principalmente del Partido Centro Democrático, haciendo reuniones con sus simpatizantes para hablar de las estrategias para lograr que Petro no termine su periodo, se reúnen con golpistas internacionales, se van de gira a buscar apoyos de ultraderechistas, proponen el desquiciado “modelo Milei” para Colombia y hasta buscan apoyo de Israel, que está en el ojo del huracán por el genocidio en Palestina.
Nosotros los progresistas, quienes elegimos legítimamente y en democracia este Gobierno, estamos llamados a defenderlo, a no volver atrás y a no dejarnos robar lo que hemos alcanzado. Nos debemos unir más que nunca, rodear al Gobierno y a nuestro presidente Gustavo Petro.
Que les quede claro: no pasarán.
Por Marcela Portilla
Ingeniera Industrial
Activista Política Progresista