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Alejandra Rodriguez Jimenez

La DIAN ante el reto de alcanzar sus metas: fracturas internas y futuro incierto

Una columna del Portal de Opinión

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Como lo veníamos informando desde hace mucho tiempo, la DIAN no logrará cumplir la meta de recaudo impuesta para el año 2025. Ya sabíamos que era un objetivo difícil de alcanzar y, como se ha mencionado en columnas anteriores y otros espacios, la principal razón de este incumplimiento está directamente relacionada con proyecciones económicas alejadas de la realidad del país. La DIAN ha comunicado que al finalizar el año le harán falta 11 billones de pesos para alcanzar la meta. En ocasiones anteriores, mencioné que sería un faltante de hasta 20 billones de pesos, sin considerar el decreto de retenciones que ha afectado el flujo de caja de muchas empresas y que proyectaba un incremento de 7.5 billones de pesos en el recaudo. Si evaluamos esta cifra, el faltante sería de 12.5 billones de pesos, lo que confirma que nuestras proyecciones no estaban tan erradas y que el gobierno ha venido estableciendo metas para la DIAN que resultan incumplibles.

No obstante, esta no es la única causa. Los constantes cambios de directores y directivos en la DIAN han dejado a la entidad sin un rumbo claro, sin una línea de mando definida. Actualmente, la entidad carece de dirección y, sumado a estos cambios, la DIAN se encuentra fracturada internamente. He tenido la oportunidad de recorrer el país y conversar con funcionarios de la DIAN en distintas seccionales, y todos coinciden en un problema: la incertidumbre. Esta no solo surge de los movimientos en la alta dirección, sino también de la ampliación de la planta de personal. Hoy, casi la mitad del personal está en riesgo de salir, hablamos de funcionarios provisionales que han entregado sus mejores años y que, en su mayoría, ya tienen una edad avanzada. La prometida ampliación de planta no se concretó, sino que comenzaron a ingresar nuevos funcionarios para reemplazar a quienes han ocupado cargos provisionales por más de 20 años.

Además, el concurso de méritos realizado por la DIAN incluía cargos de ascenso para funcionarios de carrera, quienes tampoco han sido ubicados en las vacantes ofrecidas. Esto ha generado una fractura: por un lado, ingresan nuevos empleados sin experiencia, cuya formación recae en funcionarios provisionales que no saben si continuarán en la entidad y, por lo tanto, no comparten su conocimiento. Por otro lado, los funcionarios de carrera, frustrados por no ver materializados sus ascensos, tampoco comparten su experiencia. El gran reto para la dirección actual es eliminar esta fractura interna, logrando que todos los funcionarios trabajen con un mismo objetivo: maximizar el recaudo para el país, especialmente en este contexto de déficit fiscal.

Mi consejo es claro: lo más sensato sería nombrar a los funcionarios de carrera que están en la lista de elegibles en sus cargos de ascenso. Esto liberaría vacantes para garantizar la continuidad de los provisionales y, con un ambiente laboral estable, los nuevos ingresos encontrarían el apoyo y acompañamiento necesarios para aprender y contribuir al cumplimiento de las metas de recaudo, como ocurría en el pasado.

Por otro lado, el presupuesto de 2026 implica un enorme reto para la DIAN. Si la reforma tributaria no se aprueba, será muy difícil alcanzar los resultados esperados, pero este no es un año para reformas. Ahora, con el cuarto director al frente y su experiencia en el Ministerio de Hacienda, esperamos que las metas de recaudo sean realmente alcanzables y se proyecten sin depender de una reforma tributaria, considerando lo complicado que sería tramitarla en este momento. El país no puede seguir en esta situación: el recaudo, la situación fiscal y las decisiones deben ser más realistas. El próximo año debemos dejar de lado las emociones al momento de elegir y enfocarnos en propuestas que permitan sacar al país de este bucle económico. Christian Quiñonez

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