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Juan Carlos Cárdenas

El venezolano que nos tiene bailando cumbias

Una columna del Portal de Opinión

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Uno de los valores casi que fundacionales sobre el cual se sostiene el ADN santandereano, tiene que ver con una frase que nos sabemos de memoria los nacidos y/o criados en esta tierra: «el que pisa tierra santandereana es santandereano».

Rafael Dudamel lo sabe, y lo repite en público. Él, más que muchos, entiende lo que significa y ha significado Santander para Venezuela y Venezuela para Santander a lo largo de la historia. Él sabe que al final del día somos uno solo y que caer en el juego de estigmatizarnos unos a otros no solo es irresponsable, es inútil.

Dudamel no solo simboliza el aporte de nuestros hermanos venezolanos al desarrollo del país o de nuestra ciudad; él también ha sabido ganarse su propio espacio, por su carácter directo y enérgico, escueto y entusiasta, que conecta pleno con el talante de los santandereanos. Puedo decir sin temor a equivocarme que pocas veces a lo largo de la historia el estilo de juego del Atlético Bucaramanga, ha respondido a la idiosincrasia de sus ciudadanos tanto como el del actual equipo. Este Bucaramanga es un equipo con cojones, criterio y trabajo, en el que todos dejan en la cancha hasta el último aliento, hasta la última gota de sudor. Así es como este equipo, conformado por jugadores nacidos a lo largo del país argentinos y  venezolanos, han hecho tan suyo el sentir del pueblo Bumangués, a tal punto que eriza la piel ver a muchos de los muchachos y al cuerpo técnico cantar a todo pulmón, junto a esa multitud enardecida que los apoya sin tregua; el grito de guerra más famoso en estas tierras: ¡Siempre adelante, ni un paso atrás!

Acompañar a nuestro equipo del alma en el Estadio con su nuevo nombre José Américo Montanini o en cualquier ciudad del país hoy es motivo de orgullo. Colombia se une para que este equipo con 75 años de historia tenga su primera estrella.

Como también emocionan las celebraciones del equipo en el camerino cada vez que gana un partido. Es ahí donde la protagonista es la cumbia, ese ritmo tan latinoamericano y tan búcaro a la vez que es capaz de viajar desde su génesis en los barrios más populares de la ciudad, para pasearse con dignidad por las graderías de todo el estadio sin que medie sesgo o distingo alguno: visible, sensible, apasionada y repleta de identidad, así llega la cumbia al vestuario, para que los héroes de esta gran gesta deportiva la bailen con los ojos cerrados, conscientes de que su alegría es la de toda una ciudad que vuelve a creer, vuelve a unirse, y vuelve a tocar la gloria con las manos.

No nos equivocamos al declarar a Bucaramanga la capital mundial de las cumbias. Este ritmo que hoy se posa por los hogares del norte al sur y del oriente al occidente de la ciudad.

Estamos a 90 minutos de que cambie nuestra historia, a pesar de todas las dificultades que hoy enfrentamos como sociedad, ciudad y país. ‎

Quiero finalmente hacer un reconocimiento con esta primera estrella a todos aquellos hoy no nos acompañan y por generaciones, siempre soñaron este momento; hoy estamos por vivir un momento que partirá la historia de nuestra ciudad. ¡Bucaramanchester Campeón del Fútbol Profesional Colombiano!

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