Cuando se dio a conocer que la economía colombiana sólo había crecido el 0,7%, en el primer trimestre de 2024, las opiniones no se hicieron esperar. Desde “es un crecimiento mediocre, por no decir malo”; pasando por es “un pobre dato económico”; hasta “es el peor arranque económico de año, después de pandemia”. Aunque, personalidades afines al Gobierno y el mismo Presidente de la República lo aplaudieron y celebraron porque no estamos en recesión, lo cierto es que esta cifra sí genera preocupación y nos debe poner a pensar en soluciones urgentes.
Para nadie es un secreto que la economía está de capa caída. Sí, así de escueto y contundente. No valen las maromas discursivas; comparaciones con otros países; o el destacar las cifras de crecimiento del agro y el turismo, que tampoco son tan significativas, como si fueran los más grandes logros.
El problema es serio y nos tenemos que poner serios. En especial porque la inversión cedió terreno, el consumo de los hogares cayó, el nivel de producción de la industria bajó, y la generación de empleo se estancó. En resumen, el país ha perdido competitividad, impulso y oportunidades.
Incluso, el recaudo tributario viene presentando problemas, al que se le suma el crecimiento del gasto público y el riesgo de incumplir la regla fiscal. En efecto, el más reciente reporte del Banco de Bogotá encendió todas las alertas, ya que puso en evidencia la crisis de caja del Gobierno Nacional y la escasa disponibilidad de recursos, de apenas tres billones de pesos, lo cual representa solo el 10% habitual. Y lo peor: no hay cómo ampliar ese recaudo.
Como si fuera poco, el Gobierno tiene que enfrentarse a los compromisos del Presupuesto General de la Nación, que se presentará al Congreso, por $523 billones. Cifra que, además de abultada, tendría problemas de ejecución si se continúa ampliado el gasto en funcionamiento.
Con todo este panorama, los industriales ven con preocupación las afectaciones sobre la recuperación de los niveles de inversión, el ahorro privado, la generación de nuevo empleo, el cumplimiento de los indicadores de competitividad y, sobre todo, el tiempo que le tomará a los sectores más golpeados de la economía recuperarse.
Vale decir que Colombia está aprendiendo una importante lección: sin crecimiento económico no hay forma de sostener niveles altos de gasto ni de financiar propuestas que generen empleo y transformación productiva.
Es así como los centros de pensamiento económico como Anif y Fedesarrollo han anunciado las difíciles condiciones para fomentar la recuperación de la economía, con cifras tan desalentadoras como la de la inversión. Es por eso que se espera que, hacia el 2026, la economía haya crecido durante el cuatrienio de este Gobierno, el 1.5% después de hacerlo al 4%.
Como están las cosas, el plan de recuperación ya va tarde para la economía. De ahí que no podamos aspirar a seguir aumentando la carga tributaria si no hay forma de generar valor agregado. Por ejemplo, no podemos pensar en mantener la gasolina con precios al alza si no hay ingresos para los colombianos. Así como es imposible subirle al ACPM si no hay qué transportar.
A pesar de que la inflación ha descendido y las proyecciones estiman que estará al 5% a final del año, porque los precios al productor llevan seis meses en caída, la pregunta es por cuánto tiempo podrá mantenerse. Porque hasta el mismo Ministro de Hacienda ha afirmado que el precio de los combustibles afecta directamente la inflación en 1.4%.
Lo cierto es que al país le está costando crecer, generar empleo y volver a los niveles de construcción de hace dos años. Así como lograr la consolidación de planes de infraestructura regionales, porque pareciera que el componente de planificación no es su fuerte.
Con todo lo anterior, creo que todos debemos aportar al debate de la recuperación económica, con impacto directo en las regiones. Hay que invertir en los departamentos para que la descentralización pueda tener éxito y se reduzcan los niveles de desigualdad territorial. Además, hay que generar confianza en la industria y aprobar, desde el legislativo, iniciativas de expansión productiva regional. Por mi parte puedo decir que estoy comprometida con varias de ellas, ya que pienso en que la recuperación no vaya a ser tardía.
Tenemos que actuar con prontitud. La necesidad de la reactivación de la economía es un tema que nos compete a todos, y entre todos debemos aportar a través de iniciativas, acuerdos nacionales, estrategias y acciones. No podemos dejar solas a las regiones, que son las que mayor impacto reciben ante la caída del empleo, la pérdida de competitividad y el aumento de las desigualdades.
Por: Ingrid Sogamoso Alfonso
Representante a la Cámara por Boyacá