Recientemente, en el Congreso de la República, creamos la Comisión Bicameral de Inteligencia Artificial. La idea es que, entre todos los actores públicos y privados, podamos evaluar el impacto de la implementación de la IA en Colombia, con el objetivo de proponer un marco normativo unificado que responda a los desafíos y oportunidades que esta tecnología ofrece para el desarrollo de nuestro país.
Y es que hoy es imposible no hablar de inteligencia artificial. Quizá para algunos ya es familiar la aplicación ChatGPT, por ejemplo; aunque, para otros, aún no existe claridad de cómo pueden beneficiarse o cómo el uso de esta tecnología se va a reflejar en su vida cotidiana.
Sin embargo, lo que muchos ciudadanos desconocen es que ha aumentado en Colombia el uso de la inteligencia artificial, en un 25,8%, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística- DANE. Es más, de acuerdo con una investigación realizada por Bloomberg, en nuestro país hay más de 62 millones de visitas diarias a ChatGPT. Esto nos convierte, junto a Brasil, en los países de Latinoamérica que más usan este tipo de IA.
Pero ahí no para todo. La semana pasada, la Universidad de Los Andes publicó un estudio que pudo establecer que hoy el Estado Colombiano utiliza más de 200 sistemas de Inteligencia Artificial, en cerca de 60 entidades públicas del país. Claro, esto evidencia la intención del Gobierno de promover el uso de la IA, ya que es una gran oportunidad para fomentar el desarrollo económico, social y tecnológico del país.
En efecto, MinTIC, en cabeza del actual ministro Mauricio Lizcano, lanzó la Estrategia Nacional Digital (END) de Colombia 2023 – 2026. Este importante documento no sólo se refiere a temas digitales o de conectividad, sino que también aborda el uso de la Inteligencia Artificial que, cabe anotar, ya había sido recogido en el CONPES 3957 de 2019. Aquí nuestro país adoptó las recomendaciones de la UNESCO sobre la ética de la IA y los principios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico- OECD.
Adicionalmente, a comienzos de este año, fue presentada la Hoja de Ruta de la Inteligencia Artificial (IA) para Colombia. El propósito fue un crear un documento que permita guiar las políticas, acciones y decisiones del Gobierno, en esta materia. Aquí se hizo énfasis en unos puntos muy importantes y que generan inquietud, en algunos expertos: la seguridad, los principios éticos y la sostenibilidad.
Por otro lado, el Departamento Nacional de Planeación- DNP está trabajando en el nuevo documento CONPES de Política de Inteligencia Artificial. Según su director, Alexander López, esto se uniría a otras iniciativas, como son la creación de 2 grandes centros de IA, 75 Centros Potencia, microcentros Virtuales de IA, la primera facultad de IA, la Ley de datos, entre otras.
Todos estos avances son fundamentales para los colombianos y nos ponen dentro de las dinámicas tecnológicas mundiales. Por supuesto, esto también no llama a la imperiosa necesidad de aterrizar todo esto a nuestra realidad y particularidades. No se puede negar que debe existir una implementación responsable de la IA, que vaya de la mano de la investigación, innovación, socialización y educación.
Así mismo, queda sobre la mesa el tema de la protección de datos, la privacidad y la ciberseguridad. Este sigue siendo un aspecto crítico y que demanda la urgente creación de la Agencia Nacional de Seguridad Digital (proyecto de ley que hemos impulsado junto a los Senadores David Luna y Ana María Castañeda), para que la Inteligencia Artificial también pueda convertirse en un respaldo eficaz y transparente de la protección de la información de todos los colombianos.
Es vital que el país cuente con todas las normativas que acompañen los procesos de implementación y permitan hacer los seguimientos a las políticas públicas de Inteligencia Artificial. Sin una continuidad es muy difícil que se pueda elevar la competitividad y podamos ver resultados aplicados a los diferentes sectores gubernamentales, sociales y económicos.
Ya sabemos que la IA nos puede ayudar a mejorar la seguridad, nuestra calidad de vida, la productividad, el análisis de datos, la eficiencia de los sistemas, la obtención de información, la automatización de tareas, el uso de los recursos y la toma de decisiones fundamentadas, etc.
Hoy nuestro reto es lograr que lo anterior no sólo se concrete a nivel central, sino que también llegue a las regiones de Colombia, a través de la cooperación interinstitucional. Es por eso que, desde la Comisión Bicameral de Inteligencia Artificial, vamos a buscar ese diálogo departamental, que integre a los gremios, la academia y la ciudadanía.
Por: Ingrid Marlén Sogamoso Alfonso
Representante a la Cámara por Boyacá