Una de las premisas que debemos tener como sociedad es convivir en armonía, en paz, respetando las diferentes ideologías, inclinaciones políticas, sexuales y trabajando en equipo para avanzar como sociedad protegiendo nuestro planeta y todas las criaturas que lo habitan.
Hay dos hechos contundentes que el Congreso de la República y el Gobierno Nacional han liderado para proteger y garantizar los derechos de los animales: la aprobación de la ley de esterilizaciones para caninos y felinos el mes pasado y el trabajo que viene realizando la nación para actualizar la Política Pública de Bienestar Animal. Dos acciones que celebramos, aplaudimos y que son pertinentes en el contexto actual que vivimos: según datos de la firma encuestadora Cifras y Conceptos, publicada el pasado mes de marzo, más de la mitad de las familias en Colombia tienen un perro o un gato.
La deuda que tenemos con los animales que hoy hacen parte de la mayoría de los hogares en nuestro país y el mundo es inmensa. Sufrieron la pandemia como nosotros, muchos viven en el abandono, son maltratados, violentados, algunas fundaciones viven con escasez permanente de alimentos y medicinas y el apoyo del Estado hasta hace poco era nulo. Es positivo para la sociedad que cada vez más sectores sociales y políticos se sumen a su defensa.
Como lo mencionaba en mi columna anterior respecto al cuidado del agua y el manejo de residuos sólidos, hay buenas prácticas que dieron excelentes resultados en diferentes municipios del país para resolver problemáticas estructurales de hace décadas y que, de replicarlas a nivel nacional, generarían mayor bienestar, soluciones y resultados expeditos, como los pide la ciudadanía.
El bienestar animal es uno de ellos y Bucaramanga es ejemplo y ha sido reconocida a nivel nacional; tras décadas de luchas de agrupaciones animalistas, logramos entre 2020 y 2023 construir la primera Unidad de Bienestar Animal donde hay capacidad de atender hasta 100 animales de la calle o abandonados en simultáneo, se creó el fondo de bienestar animal para su financiación, por primera vez en la historia de Colombia se realizaron multas por maltrato, vacunamos más de cien mil y esterilizamos más de 20 mil animales, conformamos un escuadrón de protección animal integrado por médicos veterinarios, carabineros, policía ambiental y un etólogo, entre diversas acciones del día a día coordinadas en su momento por Aly Moncada, a quien delegué esta tarea desde la Dirección de Bienestar Animal de la Alcaldía.
Al final del periodo realizamos más de mil operativos, multamos 25 personas por maltrato, realizamos festivales de adopción y recibimos el apoyo y respaldo técnico y jurídico de ONG’s, fundaciones y cientos de miles de bumangueses, tras ser la administración local que más ha invertido en la historia de la ciudad para la protección de animales.
Hoy el país necesita que se repliquen a nivel nacional esas buenas acciones que se vienen realizando desde diferentes municipios y regiones; no simples discursos filosóficos, narrativas y cortinas de humo ambiguas y sin norte.
Al cierre de esta columna tengo dos posdatas:
La primera: Llevamos más de un mes debatiendo en la opinión pública temas espurios como el sombrero de Carlos Pizarro, la sotana del cura Camilo Torres o la acompañante del Presidente en Panamá y no prestándole atención a lo que verdaderamente importa en el país y los problemas estructurales que vive día a día la ciudadanía. A la fecha van cerca de 100 líderes sociales asesinados en este 2024. Por favor, importancia a lo importante.
Y la segunda: Es bueno para el país la designación de Juan Fernando Cristo como Ministro de Interior. Nunca es tarde para enderezar el rumbo e intentar lograr un acuerdo nacional.