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Felipe Olaya

Construir país empieza con una buena contratación

Una columna del Portal de Opinión

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La contratación pública en Colombia es uno de los nervios más sensibles de nuestra democracia y un factor clave para el desarrollo social y económico del país. ¿Sabían que según Transparencia por Colombia, cerca del 15% del presupuesto público se pierde anualmente por corrupción? Estamos hablando de más de 50 billones de pesos que deberían estar llegando a la salud, a la educación o a la innovación. Ese número no sólo revela un gran desafío, también nos habla de una enorme oportunidad.

Pensemos, por ejemplo, en la educación digital. Cada computador que llega a una escuela rural, cada maestro que se capacita en herramientas tecnológicas, cada estudiante que aprende a resolver problemas con tecnología, todo eso es posible gracias a procesos contractuales que deben hacerse con rigor, con estrategia, pero sobre todo con ética. Contratar bien no significa sólo cumplir con la ley.

Según la Contraloría General de la República, los procesos de contratación que aplican pluralidad, transparencia y competencia abierta reducen en un 30% los riesgos de sobrecostos y favoritismo. ¿Y por qué importa eso? Porque si garantizamos que las compras públicas sean abiertas y bien estructuradas, aseguramos que los recursos lleguen a donde deben llegar, que la tecnología no sea un privilegio de unos pocos, sino una oportunidad para todos. Aún tenemos grandes brechas.

En 2023, el Dane reportó que el 40% de los municipios rurales siguen sin acceso adecuado a internet o a tecnologías digitales. Una contratación transparente puede ser la llave para cerrar esas brechas y no para abrirlas más. Y esto no es sólo cuestión de técnica, es de confianza.

Hoy, apenas el 28% de los colombianos confía en las instituciones públicas. Por eso, cada proceso limpio, cada ejecución exitosa, cada computador entregado tiempo, es una forma de recuperar la confianza. Porque la ética no es sólo cuestión de obligaciones morales, es una estrategia inteligente.

Países con altos estándares éticos en la gestión pública tienen mejor cohesión social y crecimiento económico, según el Banco Mundial. En resumen, hacer las cosas bien no es un lujo, es el único camino posible si queremos construir un país más equitativo, digital y humano. Colombia necesita volver a creer en lo público y la contratación, cuando se hace con calidad, pluralidad y visión, pensando en el bien común, es una herramienta muy poderosa para sembrar el futuro.

Gracias por ver esta columna. Los invito a compartirla, comentarla y seguirnos en las redes sociales del portal de opinión. Soy Felipe Olaya y creo firmemente que lo público bien gestionado transforma vidas.

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