Atrás quedaron olvidadas en el tiempo, aquellas épocas en las cuales era sumamente
común escuchar al Senador Gustavo Petro, hablando en todos los escenarios
democráticos y en los medios de comunicación, diciendo que este país era viable
porque aún contaba con la responsabilidad y la independencia de las altas cortes,
porque la institucionalidad era fuerte y no le temblaba la muñeca para sancionar a
cualquier funcionario que cometiera algún acto que debiera ser juzgado por las
competencias de nuestros jueces y magistrados.
Es muy extraño todo este asunto, porque ahora que es Presidente de la República,
olvidó por completo el discurso que durante años replicó hasta el cansancio y ahora
cada que ve un micrófono, lo utiliza para despotricar de cada Corte, Magistrado,
Institución o entidad que le recuerda con su actuar, que el no es un monarca o un
dictador y que en el país que gobierna se tienen que cumplir las leyes y se tiene que
respetar la constitución.
Del demócrata líder de la antigua oposición que desde el congreso tenía la solución
para absolutamente todo y que ahora no puede solucionar ni su propia vida siendo
presidente, no queda absolutamente nada. Al conocerse la investigación adelantada
por el Consejo Nacional Electoral, que señala que Gustavo Petro y su campaña a la
presidencia violaron los topes de financiación permitidos por la ley, se ha desatado el
señor Presidente en una serie de improperios y juicios que lo único que hacen es
generar más división, odios e incertidumbre en el país.
Que raro, cuando investigaban a otras personas, expresidentes o campañas por este
tipo de acciones, ahí se Petro salía y aplaudía diciendo que solo las cortes
garantizaban el estado social de derecho que somos según la constitución; pero ahora,
que el investigado y posiblemente juzgado es él, todo le parece una persecución y se
atreve a hablar de complots, golpes blandos, competencias y cuanta tontería se le
viene a la cabeza.
A ver Presidente, claro está que existe un fuero presidencial y que en todo lo
relacionado con las funciones de su cargo, es la Comisión de Acusación de la Cámara
de Representantes quien lo debe investigar y sancionar, siempre y cuando se hable de
sanciones de carácter disciplinario y penal; sin embargo, como bien lo ha sabido
aclarar el Presidente del Consejo de Estado, de quien seguramente no demora el
Presidente Petro en salir a atacarlo y a juzgarlo sin razón alguna, cuando se habla de
una investigación de carácter administrativo, este fuero no cubre al presidente y si le
compete al CNE adelantar este proceso.
No nos sorprende que aún después de aclarar esto, los abogados del señor Presidente
salgan y digan públicamente que no reconocerán ninguna decisión del Consejo
Nacional Electoral. Y no nos sorprende porque sabemos de la falsedad de este
“demócrata”, que tocó el poder y gobierna como un rey, que cree que está por encima
de la ley y que ahora el único camino que conoce para defender sus violaciones a la
ley, es cogerla contra cualquier dirigente, juez, magistrado, o representante de otras
ramas del poder público, y convertirlos en blanco de críticas que desvían la atención y
generar cortinas de humo que le permiten a Petro, despistar a los incautos y venderse
como una víctima que evidentemente no es.
Ni hablar de los ataques indiscriminados contra Efraín Cepeda, Presidente del
Congreso de la República. Ahora resulta que para Petro, quien estuvo sentado en ese
Congreso por más de 20 años, el Senado es inútil, sus funciones no se cumplen y le
tienen que aprobar todos los proyectos de ley que él mande a pupitrazo limpio. ¡Que
tal!
Mire Presidente, con tranquilidad se lo digo, el Senado es la única corporación que
garantiza que la democracia participativa siga vigente en Colombia, que cumple los
mandatos del pueblo y que le aclara con cada acción que en este país, que ahora usted
parece desconocer, existe la división de poderes, precisamente, para evitar que nos
gobiernen tiranos autoritarios como usted. El senado no es una oficina de registro que
se va a dedicar a ponerle sellos a todos los documentos que usted envíe, para su
tristeza, en el Senado hay gente que no le come cuento, conoce de su arrogancia y sabe
que a usted el país le quedó muy grande hace rato, entonces respete y deje de lavarse
las manos con entidades que verdaderamente, están garantizando la democracia en
Colombia.
Por: Juan Diego Gómez Jiménez