Durante 2024, el planeta ha enfrentado dos fenómenos climáticos extremos que han evidenciado la vulnerabilidad de muchas regiones del mundo, incluida la nuestra, desde finales del año pasado hasta la fecha.
El fenómeno de El Niño ha provocado intensa sequía, trayendo consigo incendios forestales, escasez de agua para el sector productivo y la disminución de reservorios de agua para consumo humano. Ejemplos de esta situación en la región incluyen la grave crisis energética en Ecuador, que ha paralizado al país, y la emergencia en Bogotá debido a la pérdida de capacidad de sus embalses, lo que ha llevado al gobierno distrital a lanzar una campaña agresiva, pero necesaria, de ahorro y uso eficiente del agua.
En abril comenzó el fenómeno de La Niña, con fuertes lluvias que nuevamente nos ponen a prueba, causando inundaciones en áreas pobladas, pérdidas en zonas de cultivo y ganadería, y emergencias por la afectación de acueductos y vías, lo que impacta la disponibilidad de agua y la conectividad en las regiones del país.
Aunque los fenómenos de variabilidad climática, como El Niño y La Niña, son cíclicos, la crisis climática actual agrava sus efectos y reduce el tiempo entre uno y otro, resultando en eventos más intensos y frecuentes. Además, la capacidad del planeta para responder a estos fenómenos se ha visto mermada por el calentamiento global, disminuyendo su resiliencia y capacidad de recuperación.
La COP28, celebrada en Dubái en diciembre de 2023, hizo un fuerte llamado a la acción climática. Hemos superado seis de los nueve umbrales de los límites planetarios, demostrando que nos estamos jugando el todo por el todo en los próximos años. No hay tiempo que perder; el mundo está al borde de un punto de no retorno ante la crisis climática.
Para preservar el planeta y proteger el agua, es esencial implementar acciones inmediatas desde el gobierno nacional, las alcaldías y los gobiernos departamentales. La contundencia con la que abordemos estos temas desde lo técnico, económico y educativo será crucial para el futuro de la humanidad y el desarrollo de las comunidades en Colombia y el mundo. Es fundamental considerar siempre el ciclo integral del agua en nuestras estrategias, incluyendo la protección de nacimientos de agua, la conservación de los páramos y el tratamiento de aguas residuales.
Si seguimos contaminando nuestros ríos y consumiendo agua de manera insostenible, el futuro será oscuro y las generaciones venideras sufrirán las consecuencias. La coyuntura actual exige la defensa y protección del agua y el planeta. Las acciones gubernamentales deben tener un enfoque ambiental claro y contundente.
Es vital que los concejales, diputados y congresistas prioricen estas problemáticas en sus agendas. Es lamentable ver cómo en muchos planes de desarrollo se les da poca importancia y los recursos asignados son insuficientes. Es mejor prevenir que lamentar; es más rentable invertir en la protección de las fuentes hídricas que enfrentar un futuro sin agua.
Este año será crucial. Es ahora o nunca.
Adenda 1: Los santandereanos esperamos que el presidente Gustavo Petro cumpla con la financiación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, como se prometió en el Plan de Desarrollo Nacional. Además, instamos al gobierno departamental, local y a la bancada santandereana en el Congreso a gestionar los procesos necesarios para hacerlo realidad. Sería lamentable que, tras los avances técnicos y financieros, este pendiente histórico de la región no se lleve a cabo.
Adenda 2: Es inviable intentar revivir el Sistema de Transporte Público Masivo, Metrolínea, desde Bucaramanga, comprometiendo las finanzas de la ciudad. En la asamblea del año pasado dejamos clara la hoja de ruta para su liquidación y posterior disolución. Con voluntad política, esto puede lograrse. El empresariado y los ciudadanos de Bucaramanga deben estar atentos para que no primen intereses particulares sobre el bienestar general.
Adenda 3: Ni constituyente ni alargar el periodo presidencial. El gobierno nacional debería enfocar sus últimos dos años en hacer, más que en hablar.
Juan Carlos Cárdenas