De nuevo somos testigos del penoso espectáculo: unos líderes taxistas (cada vez menos en número y en representatividad) salen a amenazar con bloquear la ciudad porque insisten en exigir la prohibición de las plataformas de transporte, para conservar su monopolio sobre el transporte individual.
Es como volver a ver la misma película, una y mil veces. Colombia sigue sin regular las plataformas de transporte, todos las usamos pero nadie se atreve a regular. Algunos policías aprovechan para hacer persecución y extorsión a los conductores de plataformas, el Congreso ocupado y el Gobierno sin voluntad política para solucionar un problema de tantos años, los taxistas amenazando con bloquear la ciudad, y los dueños de las plataformas felices callados, facturando sin regulación, mientras la ciudadanía es la que paga los platos rotos.
Afortunadamente hemos avanzado un poco: hoy en día casi nadie se atreve a proponer la prohibición de las plataformas. Hasta los mismos taxistas (en su mayoría) han entendido que se debe regular para equilibrar la cancha, pero que la prohibición es simplemente un absurdo imposible. La voces que siguen vociferando por la prohibición y las vías de hecho, cada vez son menores y cada vez se quedan más solas, incluso dentro del taxismo
Pero mientras sigamos sin regular casi todos perdemos: los taxistas seguirán compitiendo en desigualdad. Los conductores y pasajeros de las plataformas seguirán desprotegidos ante abusos de las plataformas y posibles accidentes. El Estado sigue sin recibir los impuestos que debería estar recibiendo. Las autoridades seguirán sin tener facultades claras para vigilar y sancionar. Y como he dicho, los únicos que seguirán ganando en esta película son los dueños de las plataformas, extranjeros que facturan sin tributar y sin cumplir obligaciones mínimas ante conductores y pasajeros.
Aunque las plataformas dicen pagar impuestos en Colombia, ya sabemos que el IVA es un impuesto que simplemente recaudan de manos de los usuarios, pero el Estado colombiano sigue sin percibir tributos por la facturación y las utilidades del servicio cobrado a los pasajeros. Han sido muchos años de operar y lucrarse sin pagar impuestos como cualquier otra empresa que opera en Colombia en cualquier actividad económica.
Mientras estuve en el Congreso de la República, mucho logramos avanzar en concertar un proyecto de ley, hasta que el Gobierno Duque en una actitud cobarde y a última hora, decidió pararse de la mesa de negociación y pedirle a sus bancadas que hundieran urgentemente el Proyecto de Ley, bajo la amenaza de los taxistas de unirse al paro nacional. A toda velocidad, sus congresistas citaron sesión un fin de semana para hundir el Proyecto sin debate.
Muchos congresistas en privado reconocen la necesidad de regular, e incluso reconocían que el Proyecto era adecuado y necesario, pero en las regiones (donde en su mayoría no operan las plataformas de transporte) los sectores del taxismo tienen aún mucha injerencia en la política electoral, y por eso los congresistas de región no son dados a votar favorablemente, salvo que exista la voluntad del Gobierno y sus bancadas. Mientras siga primando el interés particular y electoral, no veremos una regulación aprobada en el Congreso de la República
Esta misma semana la Superintendencia de Industria y Comercio anunció una investigación contra las plataformas, por posible competencia desleal. En buena hora la Superintendente Cielo Rusinque reconoce que la investigación apunta a determinar si ha existido o no una competencia desleal por parte de las plataformas, pero es muy clara y tajante es decir que la Superintendencia no está facultada para determinar la legalidad o no de dichas plataformas y los servicios que presta. Con la poca información que contamos por ahora sobre esta investigación, me parece que las entrevistas dadas por la Superintendente apuntan en el sentido correcto. Es necesario vigilar y exigir a las plataformas el cumplimiento de estándares mínimos de protección al usuario (tanto pasajeros como conductores) y obligaciones equiparables a las exigidas a los taxistas. Ese es un debate sano y urgente.
Se nos hace muy tarde para que Colombia adopte una decisión sensata sobre las plataformas de transporte Una regulación concertada, que equipare los requisitos y obligaciones mínimas entre taxis y plataformas (seguros, impuestos, requisitos, protección de conductores y pasajeros). Pero definitivamente no podemos seguir repitiendo esta película de terror, año tras año, en la que los taxistas amenazan, el Gobierno y el Congreso miran para otro lado, y son los ciudadanos los que siguen viviendo en terror. Hace rato debíamos haber cambiado con esta triste película
Hago un llamado urgente al Gobierno para que se pueda tener este debate de manera franca y abierta, sin permitir chantajes, para que por fin podamos contar con la voluntad política necesaria para equilibrar la cancha y proteger a todos los usuarios, pasajeros, conductores y taxistas
MAURICIO TORO ORJUELA